VUELTA AL CURSO…

Hay tres momentos en el año en los que espiritualmente nos reiniciamos.

➡ El comienzo del año, naturalmente.

Probablemente en verano has estado re-evaluando cómo vas en el cumplimiento de las buenas acciones que te propusiste al finalizar 2022: vayas bien o mal, valora los hitos que seguro has logrado aunque no hayas cumplido del todo. Los subproductos son importantes, y muchas veces, al diseñar objetivos, no evaluamos algunas Ps: procesos, plazos, personas, programación, propósitos, penurias, partners, presión… Lo mejor es tener un método fiable para fijar objetivos alcanzables. De modo que, si vas a juzgarte, sé benévolo, que aún te queda tiempo.

➡ El comienzo de la primavera.

Pues claro. Todo se renueva, la naturaleza se desborda y es imposible no sentir un soplo de vitalidad. Incluso si se sufre de astenia primaveral, parece que algo nos impulsa a mejorar, a “retoñar”. Suele ser un buen momento para evaluar cumplimientos y para formarse: la perspectiva, no tan lejana, del descanso estival es también un acicate y parece que tenemos más energía.

➡ El comienzo del curso.

La vuelta al cole, es decir, ahora, es el momento de purgarse. Por un lado, los excesos del verano y por otro, la sensación de aceleración (mañana, como quien dice, es Navidad) hacen que cierta ansiedad nos pueda abrumar. Es el momento de los planes estratégicos, de las reuniones de retiro, de evaluar el medio plazo, pero también de preguntados sobre el cumplimiento en ventas, resultados, clima, etc. El objetivo es priorizar y elegir bien. Y sí, apúntate al gimnasio.

Que a lo mejor esta vez te enganchas…

Fábricas chinas de influencers

En este artículo lanzo una reflexión sobre redes sociales en China y el, para nosotros, extraño modo de proceder de cientos de jóvenes que intentan convertirse en influencers.
Lo explico también en el video que se encuentra en el artículo. Sin hacer spoiler, hay usos y prácticas que para un occidental, ciudadano de un país democrático, son verdaderamente chocantes. Pero lo raro es que todos caemos en esa trampa de los videos sin sustancia. Bueno, no todos y no todo el rato. Ya me entienden.
Es parte de mi colaboración en la Revista del instituto de Auditores Internos de España.

https://auditoresinternos.es/fabricas-chinas-de-influencers/

60 AÑOS DEL DISCURSO “I HAVE A DREAM” DE MARTIN LUTHER KING.

El 28 de agosto se cumplen 60 años desde la pronunciación del discurso del doctor Martin Luther King en Washington ante más de 200.000 personas en protesta por la falta de derechos de la población de color de Estados Unidos. King era un orador entre varios, pero su alocución pasó a la historia. Para muchos, es el mejor discurso que se ha dado.

Fue sin duda un acontecimiento histórico y una muestra de que el trabajo social y la presión pacífica, a veces, pueden cambiar el destino de las naciones y del mundo. Me interesa resaltar algunas cosas sobre el discurso del doctor King, que no por conocidas dejan de merecer su pequeña reflexión.

Es bien sabido que el discurso fue escrito en su primera mitad, más o menos, y que, a partir de cierto momento, el doctor King decidió que quería introducir un concepto que él ya había trabajado anteriormente, desde hacía al menos dos años. Se lo recordó la cantante Mahalia Jackson: “Cuéntales lo del sueño, Martin”. Decidió mencionarlo y cambió por completo el efecto del discurso.

Era un discurso bien armado, que apelaba a la emocionalidad de los asistentes de manera muy efectiva, con ejemplos sencillos, como cuando dice que el país les debía un cheque y el que les habían dado como esclavos, no tenía fondos. El texto estaba dirigido, sobre todo, a hacer partícipes a los miles de personas que se congregaron allí. Podríamos decir que buscaba la inclusión.

Lo que intentaba hacer el doctor King era meter en el texto a personas que habían llegado desde todos los rincones del país.

Ese era el hilo conductor principal, y la idea de que había que oponer a la falta de derechos sociales una resistencia pacífica. Eso hace que en realidad el orador no esté presente en el discurso. Es una constante llamada al plural, a los asistentes. No es mala elección habida cuenta de que la legitimidad moral del Dr. King ya estaba perfectamente establecida y no necesitaba apoyarla en ese acto que en realidad estaba más centrado en aspectos económicos: el trabajo y la deuda histórica.

Esto, además, está potenciado porque el doctor, como buen pastor protestante, tiene una sabiduría oratoria notable, notabilísima en realidad, que hace el discurso se entienda estupendamente gracias a ese ritmo pausado que utiliza con frases cortas y pausas largas.

Sin embargo, cuando introduce “tengo un sueño” hace dos cosas: se mete en el discurso, (ahora sí es el doctor King el que está conduciendo a la muchedumbre que está allí a congregada) y propone su sueño como meta para todos los allí presentes. Ya no se trata solo de volver a los estados racistas o las ciudades industriales. Se trata de unirse para perseguir ese sueño de Justicia en el que nuestros hijos serán juzgados por sus logros y no por el color de su piel.

Al final vuelve lo que estaba programado porque sabe que, si no, perderá la circularidad del discurso y el cierre se devaluará. Por eso, ahora con las “campanas de la libertad” resonando por todo el país, vuelve a mencionar algunos estados, para volver a tierra a los presentes.

El concepto de “tengo un sueño” es tan poderoso que se come el discurso. No conocemos el discurso como el discurso de VOLVED A VUESTRO ESTADO, lo conocemos como el discurso de TENGO UN SUEÑO.

Y finalmente, puesto que es un clérigo, cierra con una referencia a un espiritual negro, que para mí es lo más poderoso del discurso, porque lo abrocha todo maravillosamente, con esa melodiosa y apasionada entonación: Free at Last! Free at Last! Thank you God almighty we are free at Last!

Y la pregunta es: ¿Somos capaces de improvisar algo así? En mi opinión, si no eres muy bueno improvisando, no lo hagas.

Lo que me han enseñado años de formar a personas en retórica y oratoria es que la improvisación muy raras veces funciona. Al salirte del hilo de tu discurso es fácil que te pierdas. Estás renunciando a la estructura que la redacción, si es buena, había establecido. Los efectos retóricos pierden su sitio y su momento. La improvisación del doctor King no es una invención del momento. La palabra improvisación no es quizá la adecuada aquí. Es un concepto, el de “tengo un sueño”, que ya ha trabajado, y por lo tanto es fácil para él agregarle desarrollos y mejoras.

Esto es algo que sí te aconsejo: que tengas algunas citas o ideas que te acompañan siempre porque son parte de tus valores o tu manera de entender la gestión o el liderazgo. Si no estás muy, muy, muy acostumbrado a dar discursos, yo te recomiendo que no improvises. De hecho, creo que es una recomendación que te haría cualquier redactor de discursos y por eso vemos muchas veces a los políticos que son incapaces de manejarse sin  estar agarrados, digamos, a la tribuna del Congreso o del auditorio que toque. Una cosa es no improvisar y la otra no ensayar como para poder despegarte, al menos de cuando en cuando, del papel.

Te podemos ayudar a entender cómo puedes declamar mejor algunas partes del discurso cuando veas algún tipo de señal en el auditorio.